Imagen cogida de la red
ORE
INUTILE
Înainte de colţurile frânte ale memoriei, monotonia
acestor zile
inutile şi rugina consistentă peste corpurile
înstrăinate.
Măştile au propria lor liturghie, la fel ca umbrele
şi vertijurile inexplicabile,
precum golurile de la limita miezului nopţii.
În oxidul sinuos al săptămânii, această
bestialitate a gurilor precipitate,
dragostea şi găurile ce le provoacă: există nume ce
ne invită la exterminare,
la invidie şi la pereţii obsceni ai oraşului ce
picură în dinţii noştri,
ca un alt bănuţ murdărit pe trotuar.
Cine sunt martirii în această intensitate de feţe
confuze şi feroce ?
Spre ce indiferenţă zvâcnesc orele ?
Apar cheaguri pretutindeni. De multe ori
mi se pare confuză o lume fericită.
O singură privire ar putea pietrifica rănile sau
nuditatea.
Un singur ecou devine implacabil, înconjurând
câinii, ce cutreieră dimineaţa
şi se uşurează pe ea.
(În spatele multor fantome şi bordeluri, agasează
pseudomoralitatea şi falsa
înţelepciune; toate-aceste ore au ochi de ciclop.
Nimic nu este invizibil, desi muştele se ascund în
spatele grădinii.
Se scurge pata galbenă a respiraţiei, furnicăturile
chiparosului muşcând
butoniera deschisă a sordidului. După lume, doar
urme.
Noi, cei care trăim la limită, nu avem zidul ce ne
apără intimitatea;
suntem la mila cenuşei prospere.)
Dacă cineva se îndoieşte, - va trebui, aşa cum
poate – să scape din foc…
Traducerea Ioana Haitchi
HORAS
INÚTILES
Ante los rincones destrozados de la memoria, la monotonía de estos días
inútiles, y la consecuente herrumbre sobre los cuerpos enajenados.
Los antifaces tienen su propia liturgia, así como sombras y vértigos inexplicables,
como los vacíos al límite de la medianoche.
En el óxido sinuoso de las semanas, esta bestialidad de bocas precipitadas,
el amor y los agujeros que provoca: hay nombres que nos invitan al exterminio,
a la envidia y a las paredes obscenas de la ciudad que chorrea en nuestros
dientes, como otro centavo enmugrecido en el pavimento.
¿Quiénes son los mártires en esta intensidad de rostros confusos y feroces?
¿Hacia qué indiferencia palpitan las horas?
Surgen coágulos por doquier. A menudo me resulta confuso un mundo feliz.
Una sola mirada puede petrificar las heridas o la desnudez.
Un solo eco se torna implacable alrededor de los perros que deambulan
en el alba y se mean sobre ella.
(Detrás de tantos fantasmas y prostíbulos exaspera la seudomoral y la falsa
sensatez; todas estas horas tienen ojo de cíclope.
Nada es invisible aunque las moscas se escondan detrás de los jardines.
Gotea la mancha amarilla del aliento, o el cosquilleo del ciprés mordiendo
el ojal abierto de lo sórdido. Después el mundo, sólo de las huellas.
—Nosotros, los que vivimos siempre al límite, no tenemos muro que preserve
la intimidad; estamos a merced de la ceniza floreciente.)
Si alguien duda, —deberá como pueda— escapar del fuego…
En el óxido sinuoso de las semanas, esta bestialidad de bocas precipitadas,
el amor y los agujeros que provoca: hay nombres que nos invitan al exterminio,
a la envidia y a las paredes obscenas de la ciudad que chorrea en nuestros
dientes, como otro centavo enmugrecido en el pavimento.
¿Quiénes son los mártires en esta intensidad de rostros confusos y feroces?
¿Hacia qué indiferencia palpitan las horas?
Surgen coágulos por doquier. A menudo me resulta confuso un mundo feliz.
Una sola mirada puede petrificar las heridas o la desnudez.
Un solo eco se torna implacable alrededor de los perros que deambulan
en el alba y se mean sobre ella.
(Detrás de tantos fantasmas y prostíbulos exaspera la seudomoral y la falsa
sensatez; todas estas horas tienen ojo de cíclope.
Nada es invisible aunque las moscas se escondan detrás de los jardines.
Gotea la mancha amarilla del aliento, o el cosquilleo del ciprés mordiendo
el ojal abierto de lo sórdido. Después el mundo, sólo de las huellas.
—Nosotros, los que vivimos siempre al límite, no tenemos muro que preserve
la intimidad; estamos a merced de la ceniza floreciente.)
Si alguien duda, —deberá como pueda— escapar del fuego…
Barataria, 2015
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